domingo, 26 de marzo de 2017

Max Gamuza - "Los Buenos Momentos Están Aquí"



Suerte de hoja de ruta de las andanzas, amoríos. bajones y fantasías de un rockero noctívago y crápula, el debut de Max Gamuza es un artefacto puramente confesional: Trazando el arco que va de la melancolía al júbilo y habitando en unas coordenadas cuyas fronteras están delimitadas por Chuck Berry, los Flamin' Groovies de Roy Loney, el pop patrio sesentero, el power pop de la década de los 70's, el rythm and blues anglo y el punk rock ibérico, el disco es una bofetada de frescura, descaro y joie de vivre con puntuales destellos de resacaUn decibélico carrusel de emociones secundado por perros viejos de la escena norteña que pasa por ser de lo más vindicable que ha salido de la escudería Munster en muchas lunas.

"Naciste en una ciudad cosmopolita, en el asiento trasero de un taxisssss", así, con chulería de barrio y entre riffarama a lo The Who más power poperos abre fuego el redondo, que no espera a tocar fin para regalarnos otra frase lapidaria: "Trabajé en el puerto, trabajé en la mina, todo fue muy duro a base de anfetaminas".

El ryhtm and blues guitarrero de "Conquistando la Vida" da paso al que a mi juicio es el primer highlight del redondo: "Balas Perdidas", corte deudo de la ética lo-fi de, pongamos, unos Oblivians con gloriosa caída melódica.

"City Blues" es tan raunchy como evocadora de veranos pasados en ciudad de interior, entre cervezas y ventiladores ("Aunque es verano mi cama está sola, pero me tumbo en ella a escuchar a los grillos cantar el Blues de mi ciudad"). También consigue transportar la melancólica "Árboles", historia de amores y desencuentros con fondo etílico y andamiaje entre sixties y juguetón.

La melodramática "Nancy" me evoca, llaménme loco, al pop español sesentero más barroco de intérpretes como Bruno Lomas o Raphael. De no ser por la jam final de alto voltaje entre guitarra y hammond podría figurar en la banda sonora de un film de la época.

Los arpegios y el sucinto órgano devuelven a la banda en versión más poppie (que es mi predilecta) en uno de los disparos más pulidos del disco: "La Luna" que da paso a "La Cita", corte de ascendiente mod y deliciosamente guatequero que precede a "Las Tardes de Abril" un tema que ha ido creciendo y creciendo hasta convertirse en casi que mi favorita del disco: Espíritu punk, riffs cortantes cómo navajas y espíritu vengativo bordan este pildorazo que no llega a los dos minutos de duración.

"She" es la única incursión en inglés del álbum, un corte de melancólico pop con profusión de órgano que nos pone en órbita para impactar con ese asteroide que es la anfetamínica "Cumpleaños", una celebración del aquí y del ahora que incluye el título del disco ("aíslate y sal del futuro, los buenos momentos están aquí")

Tras semejante chute de endorfinas, es inevitable que "Fuera de Lugar" suene a Ricky Nelson de resaca, pero ahí está otra de las cimas del redondo, la potentísima y cautivadora "Por Qué Te Vas" para dar la réplica: Una historia a tumba abierta redondeada por unos licks prístinos y el que quizás sea el mejor trabajo guitarrero del disco. Echa el cierre "El Blues De Mi Ciudad" que no es otra cosa que una versión electrificada de la ya mentada "City Blues".
Una de las cosas que hace grande a este trabajo es la impresión que consigue transmitir de que su armazón lírico procede de las vivencias, las fantasías, las reflexiones de su voz cantante. Lo cual es, a priori, un escenario totalmente atípico para un disco de estas características. Podrían proceder de un diario, de reflexiones escritas a vuelapluma un domingo de resaca a media luz. Es ese tono confesional que mencionaba más arriba el que -más allá del saludable espíritu rockista del redondo- consigue un mayor impacto y marca la diferencia con otros grupos de su negociado, más afines al ejercicio de estilo hasta en lo lírico. Recuerda, ¡los buenos momentos están aquí!