domingo, 23 de octubre de 2011

The Crepitos - "Wicked Mind"

 
The Crepitos fueron parte activa de ese marasmo de bandas surgidas en España a finales de los 80's y principios de la década posterior, con querencia por las bandas de culto y especial e indisimulada inclinación por el inglés como lengua en la que expresarse. En la categoría en la que incluimos a los de León también podríamos meter a otros tantos que comparten esas coordenadas, caso de los capitales Sex Museum, los espídicos The Pleasure Fuckers, el Power Pop guitarrero de los Crocodiles, los acólitos al garage/beat 60's cómo Dr Explosion o admiradores confesos del "one, two, three...!"  y demás herencia Ramones, caso de, verbigracia, Shock Threatment. En semejante paisaje musical, ¿Qué partido tomaban The Crepitos?

Lo suyo era, a grandes rasgos, el Rock and Roll con matices bubblegum y poperos (podríamos decir Power Pop, pero se dice y se comenta que la etiqueta no le hacía mucha gracia al grupo) aliñado con matices nada desdeñables del Nuevo Rock Americano que despuntó en los 80's, siendo su música algo así cómo el punto de encuentro entre los combos sixties con gusto por la melodía, los Ramones de discos cómo "Pleasant Dreams" y la labor de formaciones cómo The Replacements o los Long Ryders.

"Wicked Mind", un single registrado para el fanzine Rock Indiana, fue la carta de presentación de la banda, amén de un aviso redondo de por dónde iban a ir los tiros de su cancionero posterior.

El tema homónimo, que de paso sea dicho es mi preferido de ellos, da el pistoletazo de salida: Una poderosa batería, un omnipresente órgano, una melodía hiperpegadiza y un acertadísimo uso de los coros son las señas de identidad de este pildorazo de R'n'R hipermelódico y perfectamente construido. "Feather Brain" sería, en un mundo idílico, con un mínimo de cordura, un verdadero top of the charts, toda una exhibición de estilo y poderío en poco más de dos minutos. Es en "No Turning Back" dónde más a las claras se aprecia la querencia del grupo por las estructuras épicas del Nuevo Rock Americano, sin renunciar por ello a sus señas de identidad más melódicas e inmediatas.

Desgraciadamente (y al igual que podríamos decir del 99% del fondo de catálogo nacional de Rock Indiana) el recuerdo que ha quedado de The Crepitos es algo así como de undergrounds del underground, siendo mencionados, casi sin excepción, cómo el grupo de juventud de Juancho Bummer, bajista de los Hard Rockeros -y también recomendables, aunque un escalón por debajo de éstos- Bummer y actual escudero de Paul Collins,  sin profundizar en el hecho de que poseían un cancionero formidable, un cúmulo de influencias superior y los ingredientes de una fórmula que les permitió facturar una verdadera colección de potenciales hits.  En fin, fuere como fuere, nunca es tarde para enfrentarse al poderío de The Crepitos.

jueves, 13 de octubre de 2011

Los Salvajes - "Todo Negro"


Los Salvajes, también conocidos cómo los Rolling Stones de Las Ramblas, aunque ellos siempre se encargaron de recordar que lo suyo tenía más que ver con los Who. Su sóla existencia ya es motivo más que suficiente para dejar sin argumentos a todos aquellos voceros que claman, quién sabe con qué fines, que el Rock and Roll aterrizó en España a finales de los 70's, con aquello que se dió en llamar El Rollo. Rollo que no se creerían ni ellos si acaso tuviesen algo de cultura y tirasen un poco del hilo, al menos lo suficiente para ubicarse en la Barcelona del '62, año y ciudad en los que nació el grupo.

Surgidos, como otros tantos grupos sajones, al amparo del Merseybeat, el sonido de Los Salvajes fue evolucionando a tesituras cada vez más contundentes, rayanas al rythm and blues, los Stones más garageros y aquellos grupos de la invasión británica que casi preludiaban el punk, caso de The Troggs. A esos mismos voceros que mencionábamos más arriba sin duda les dejaría de piedra saber que en la grisácea España de mediados de los 60's había un grupo de Rock que había compartido escenario con los Kinks, se vestía -al igual que Lennon, Jagger y demás "Dedicateds Followers of Fashion"- con ropa adquirida en Carnaby Street y que, noche tras noche, ofrecían explosivos y sudorosos shows que culminaban con los instrumentos tirados por el suelo, práctica en la que aseguran haberse adelantado al mismísimo Pete Townshend, ahí es nada.

"Todo Negro" condensa, en cierto modo, gran parte de las señas de identidad de la banda. En primer lugar se trata de un single, formato al que la banda se mantuvo absolutamente fiel a lo largo de su periplo clásico 60's, excepción hecha a un LP recopilatorio que vió la luz en aquellos años; En segundo,podemos apreciar la que fue, para bien o para mal, otra de las constantes del grupo: Una proporción exageradamente mayor de temas ajenos frente a la producción propia. Cuenta Gaby Alegret que aquello era una imposición por parte de las discográficas, que recelaban de la contundecia de su cancionero en detrimento de su valor como intérpretes, que salían bien librados de versionar a artistas tan dispares como Sonny And Cher, The Four Tops, Sam The Sham... O a los tres que tributaban aquí, que (tercera seña de identidad) dicho sea de paso, eran casi que sus elecciones predilectas para estas lides: The Rolling Stones, Troggs y el Spencer Davies Group.

Los Stones eran unos viejos conocidos del grupo, ya que debieron de ser de los primeros en atisbar su potencial: Mientras todas las bandas de por aquí (Brincos, Mustangs...) solo parecían tener ojos para los Beatles ellos ya habían hecho "Satisfacción" y "La Neurastenia" (o lo que es lo mismo: "Satisfaction" y "19th Nervous Breakdown") a lo que hemos de añadir este "Todo Negro" y un futuro "Jumpin' Jack Flash" al que transmutarían en su "Algo De Títere". En la relectura del "Paint It Black" que da título a este trabajo la banda ahonda en la faceta oscura del original, reescriben la letra con maestría e incluso le añaden unas gotas de contundencia -¡esa batería!- nada despreciables con respecto al original.

"With A Girl Like You", la deliciosa tonada pop de los casi siempre incisivos The Troggs pasa a ser "Chica Igual Que Tú", conservando su punto melódico pero ganando en matices guitarreros (Que Los Salvajes tenían dos y muy buenos) frente a la de los ingleses. No, no eran ajenos nuestros protagonistas al grupo de Reg Presley: No en vano su tema más conocido es ese glorioso "No Me Puedo Controlar", que no es otra cosa que "I Can't Control Myself" en la lengua de Cervantes.

El tema propio que presentaban para la ocasión "Es La Edad" era un vibrante y rítmico corte garagero cuya letra, al igual que la mayoría de las firmadas por la banda al 100% oscilaba entre el hedonismo, la vindicación juvenil y cierta ingenuidad ("Cabellos cortos o largos que mas da/La inteligencia se mide por algo más", ahí lo dejo) Para cerrar, acometían una versión del Spencer Davies Group a quienes ya habían tributado con anterioridad de manera sobresaliente ("Corre, Corre"/"Keep On Running") y cuyo "Somebody Help Me" lo convertían en su "Que Alguien Me Ayude", con intro guitarrera de regusto fuzz y saliendo bien librados del trance.

 Sin duda, el que sea profano en estas lides garageras y sixties se estará preguntando cómo puede dedicarle nadie un artículo a un grupo que ofrecía, valiéndonos de probabilidades, una de cada cuatro canciones como propias. Sin embargo, conviene recordar que cada época tiene sus códigos y sería un error enjuiciar a Los Salvajes (y a The Sonics, los Stones del "12X5" y un larguísimo etcétera) como un mero grupo de versiones. Al fin y al cabo tenían lo que distingue a una banda con identidad propia cómo tal, a saber: Su sonido, su actitud, su idiosincracia y, claro está, su irregateable condición de pioneros patrios.

domingo, 9 de octubre de 2011

The Undertones - "Teenage Kicks"

Si a la hora de hablar de Punk se tiende a la generalización, a la hora de hacerlo de los acólitos del género surgidos al amparo del boom inglés se suele caer, directamente, en el tópico: Crestas, imperdibles, union jacks, no future... Tentador para el que le interese contemplar (¿o deberíamos decir idealizar?), a toro pasado, un panorama perlado de sordidez y lapos, pero algo inexacto cuándo profundizamos en la andadura de alguna de las bandas que dieron forma al movimiento.

 The Undertones eran norirlandeses, lo que los ponía a buen recaudo de los esputos de Johnny Rotten y de la movida londinense en general. Además, sus orígenes se remontan al 1975, esto es, un par de años antes de que el "Never Mind The Bollocks" transmutase lo hasta el momento subterráneo en tendencia. Para terminar de diferenciarlos de lo que más adelante representarían bandas cómo los propios Pistols, The Damned o los Adverts, su paleta de influencias primigenea abundaba en el Pop de la década anterior, lo que los emparentaba, aún lejanamente, con otros enamorados de épocas pretéritas como los Buzzcocks o The Jam.

 "Teenage Kicks", el tema título, es el "Be My Baby", el "Will You Still Love Me Tomorrow?" y el "Then He Kissed Me" de la generación Punk, todo en uno. Es el legado de los girls groups de antaño y la música de jukebox y las letras de adolescentes de la factoría Spector transplantadas al ámbito de los power chords y el "do it yourself". La aguda, casi femenina, garganta de Feargal Sharkey ponía voz a un tema cuya letra retrataba la difusa línea divisoria que separa al romántico empedernido del stalker en potencia. Es, en definitiva, una de esas canciones perfectas, redondas, irrepetibles, cuya sola existencia ya es motivo de sobra para tener en cuenta a sus creadores.

Los tres temas restantes que completaban el maxi si que eran más fieles a los postulados de su tiempo y lugar: Brevísimos -ninguno llega a los dos minutos de duración- disparos de R'n'R hipervitaminado con su punto melódico, pilotados por riffs tan simples como efectivos y con los coros hooligans de rigor por aquí y por allá, eran los ingredientes de una fórmula que a veces los acercaba a lo facturado por los primeros The Clash o los Jam más inmediatos. ¿Sus nombres? "Smarter Than You", "True Confessions" y "Emergency Cases". Definitivamente, no eran la clase de temas que cambian el rumbo de la historia, pero tanto daba, su contribución quedaba de sobra saldada con el primer disparo.

Semejante carta de presentación les permitió encarar en un breve lapso de tiempo la grabación de su primer y homónimo LP, en el que además de incluir todo lo aquí expuesto añadían un buen puñado de himnos de basamento sixties y maneras punks ("Girls Don't Like It", "Here Comes The Summer", "Jimmy Jimmy"...) Con todo, la new wave no tardó en llamar a su puerta y la existencia de la primera y más clásica formación de la banda fue punto menos que efímera.

Cualquier pretensión de aunar azúcar bublegum con rotundidad punk pasa, o debería pasar (amén de por los sacros Ramones, a los que damos por hecho) por la andadura de juventud de estos chicos surgidos en la fría y convulsa Irlanda del Norte de mediados de los 70's. Cualquier selección de hitos del Rock del pasado siglo debería de incluir entre sus surcos la inmortal "Teenage Kicks".

lunes, 3 de octubre de 2011

The Choir - "It's Cold Outside"

  
¿Acaso no es lícito, e incluso recomendable escribir acerca de un 7"? Pensarlo, en éste formato es forzosamente díficil -aunque de todo hay- encontrar relleno o mediocridad, ya que el grupo de turno pondrá en la Cara A el tema, el hit, el single para el que llevan preparándose, con cierta ventaja, toda una vida (Cómo alguien apuntó, para preparar el primer disco tienes de tiempo toda tu existencia previa a él; para el segundo, un par de años) y para la B, con toda intención, en caso de que no sean unos desalmados y tiren de hemeroteca, dejarán caer la pequeña joya, el artefacto de culto en potencia, el futuro pasto de connaiseurs. No, definitivamente, no es mala fórmula.

  Además, cómo sucede al hablar acerca de aquellas bandas que más tarde serían antologadas en los llamados "Nuggets", y The Choir fueron una de ellas, el 7" es casi el único formato a barajar. Muchos, la inmensa mayoría, de estos grupos se conformaron con echar a rodar un par de rodajas de rítmico y vibrante Rock And Roll a 33 R.P.M y desvanecerse, dejando cómo casi única prueba de su existencia un puñado de fotos en sepia ajadas y un pequeño disco de vinilo que testimoniaba lo que pudo haber sido.

 The Choir no fueron una excepción a ésta regla y se consumieron rápido, al menos su esencia original (Volverían al poco con cambios de formación y estilo) Aunque tampoco podemos decir que se evaporasen sin dejar rastro: tres cuartas partes de la banda serían el núcleo de The Raspberries, combo capital en el devenir de lo que sería el Power Pop, género en cuya prehistoria podemos encuadrar la singladura de nuestros protagonistas.

 Y es que "It's Cold Outside", la canción, es Power Pop en el año 1966. Hay melodramatismo y épica teenager en esa historia, tan arquetípica y tan arolladora en su desarmante simpleza, en el relato de un tipo que siente llegar el frío ante la imprevista marcha de su chica. El hit perfecto para que se colase entre los grupos de la invasión británica y las historias de corazones rotos del Brill Building.

 A "I'm Going Home" le toca seguir el sino de casi cualquier Cara B, salvo excepciones, a saber: La de curioso complemento. Tras la exhibición de poder previa cuesta un poco centrarse en éste corte de costuras ciertamente garageras y rhytm and blueseras, aunque prestándole la atención debida nos encontramos con una canción que nos retrotrae a los primerísimos Beatles, sobre todo por esa armónica, más skiffle que folk.

 Es en la cultura del single, que germinó en los USA de la segunda mitad de los 60's hasta llegar a cotas cercanas a la saturación donde podemos encontrar las raíces de nombres como Ramones, Bruce Springsteen, Paul Collins o Redd Kross, cuyos backgrounds de juventud estaban bien nutridos de esas pequeñas rodajas cargadas de grandes himnos, que basculaban sin remilgos entre el bubblegum y las guitarras fuzz, entre las versiones de R'n'R de los 50's y la estética fusilada a los grupos ingleses más punteros de la época. Tiempos, en definitiva, de un romanticismo en la industria del disco que jamás volverá.