viernes, 9 de diciembre de 2011

The Lyres - "Lyres, Lyres"


 Al mentar los términos "Rock" y Boston la mayoría de la gente suele pensar, con razón, en el grupo más conocido del lugar, Aerosmith. Otros, realizarán una asociación de conceptos obvia y sacarán en claro el nombre del célebre grupo de AOR de los 70's que tuvo a bien bautizarse con el nombre de dicha urbe. Lo que casi nadie sacará a relucir, sin embargo, es que la ciudad fue una de las mecas indiscutibles del Garage norteamericano: No en vano, The Remains eran de allí y su concepción inmediata del Rock and Roll encontró dignos sucesores en la década de los 70's, en nombres como The Real Kids, Barrence Whitfield And The Savages, DMZ y, claro está, The Lyres.

 Las liras habían surgido, de hecho, como un spin off de DMZ y compartían la querencia con estos por el sonido mono, las estructuras simples y las canciones al grano, aunque con un basamento más sixties que punk, lo que los acercaba más al revival que hubo de estos sonidos en los 80's que a la banda de la que provenían.

 Capitaneados por Jeff "Monoman" Conolly, líder absoluto de la formación, The Lyres practicaban un Garage Rock de manual, repleto de riffs cortantes, órganos, letras chulescas, guiños a la generación Nuggets y concesiones puntuales a la lisergia. Pese a lo manida que pueda sonar su fórmula a priori, el resultado final sonaba ahíto de energía y frescura, siendo este "Lyres, Lyres" un pequeño clásico del underground 80's.

 "Not Looking Back", pildorazo marca de la casa, da el pistoletazo de salida y así, sin darnos tiempo a reaccionar, nos dejan caer una de las mejores y más pulidas joyas de su producción, "She Pays The Rent", el tema más querido por ellos, o al menos el que más veces han grabado (existen como unas tres versiones del mismo) , siendo ésta la más solemne, con el órgano dominándolo todo, Jeff desgañitándose con su mejor voz de black screamer y la banda sonando a medio camino entre la melancolía lisérgica de unos Seeds y Little Richard. "You'll Never Do It Baby" retoma el pulso a base de Garage cortante y chulesco, mientras que en "I Love Her Still, I Always Will" vuelven a bajar revoluciones, atacando un tema de aura misteriosa y lúgubre, cercana a los primeros The Animals.

 "No Reason To Complain" es un poderoso trallazo, entre lo atómico y lo hipnótico. Absolutamente electrizante; En "The Only Thing" se vuelven a dejar por las texturas ácidas, mientras que en "How Do You Know?" muestran su cara más oscura, perfectamente compatible con nombres pretéritos del género como The Music Machine.

 "You Won't Be Sad Anymore" lo tiene todo para ser un corte 10/10 de Garage Rock: Tiene el riff, el solo de órgano y la caída melódica de rigor. "If You Want My Love" se vuelve a adentrar en las procelosas aguas de la melancolía, en las que, sigamos con el símil, el grupo se mueve como pez en el agua. En "Busy Man" le abren la puerta al Link Wray más inmediato y a Bo Diddley. A "Teach Me To Forget You", el viejo número de The Outsiders, le insuflan nuevos bríos que los acercan al Roky Erickson desatado de aquellos años. "Stormy", disparo final del disco, es un acelerado corte de costuras beat que para nada habría desentonado en los Nuggets.

 No debería de haber dudas acerca de la importancia y pujanza de los Lyres en el entramado del Garage Revival que tuvo lugar en los 80's. Y su fórmula de base negroide y con pincelada ácidas merece figurar con todos los parabienes junto a la mística vudú de los Fuzztones, los destellos folkies de The Cynics o el jaraneo festivo de The Fleshtones. Puntas de lanza de un movimiento nostálgico, romántico, aferrados a un modo de entender la música basado en la honestidad y el corazón por encima de estériles exhibiciones instrumentales y vacíos servilismos a la moda.