lunes, 6 de diciembre de 2010

Dr. Feelgood - "Down By The Jetty"

  
Cuándo en el Londres del '77 saltó la mecha del Punk Rock, o, mejor dicho, cuándo a todos esos jóvenes émulos de Ramones, New York Dolls y The Stooges, convenientemente dirigidos por Malcolm McLaren, les dió por alzar la voz, las cotas de virulencia contra las generaciones musicales anteriores a las que se llegaron no tenían precedentes. Estaban, so bored with the USA, tal y cómo rezaban The Clash, pero no les asqueaba menos el panorama musical en el que les tocó surgir: Led Zeppelin, Elvis o los Stones fueron destinatarios habituales de los dardos de tipos como Johnny Rotten o Joe Strummer. Sin embargo, hubo nombres que, por así decirlo, se salvaron de la quema, caso de Gene Vincent, Neil Young o Alice Cooper, que incluso contaban con la devoción confesa de buena parte de los punk rockers de la época. Dr. Feelgood, pese al clasicismo de su propuesta y a éstar metidos hasta el cuello en el Rythm and Blues pertenecían a la seguna categoría, ¿Por qué?

 Creo que se debe a una cuestión de actitud. Ellos ya estaban ahí antes de que estallase la bomba en la capital, facturando Rock and Roll urgente y sin florituras, con sede en los Pubs de una ciudad como Canvey, deprimente enclave industrial donde, a priori, tener una banda de Rock era una fantasía irrealizable. Y así fueron sus comienzos, tributando a John Lee Hooker y Bo Diddley en garitos dónde, en el mejor de los casos, el público estaba compuesto por obreros de la siderurgia borrachos dándose un respiro. Eso, claro está, genera respeto.

 Dr. Feelgood no eran ningunos novatos cuando entraron a grabar su primer largo, "Down By The Jetty", ya eran un grupo más que fogueado en el circuito de aquello que, por razones obvias, se dió en llamar Pub Rock. La formación que acudió al estudio fue la primera y más reconocida en la historia de la banda: Sin desmerecer a John B. Sparks y The Big Figure (base rítmica), los pilares sobre los que se sustentaba eran Lee Brilleaux y Wilko Johnson. Voz y guitarra respectivamente, tenían en común ser dos enamorados del Blues, y haberse empapado durante horas de discos de importación de los grandes del género. A los mandos del debut estuvo Vic Maile, famoso más adelante por su trabajo en los primeros álbumes de Motorhead (Significativa conexión entre las dos formaciones británicas que fueron "Punks antes que el Punk")

 El disco apuesta por los patrones del Blues y el R&B, pero insuflándoles una inmediatez y una urgencia que los distanciaba del inmovilismo del que suele adolecer el género, llevándolo de paso a otro nivel. Asimismo, su querencia por los minutajes breves los distinguía cual rara avis del Rock que se facturaba en las islas por aquella época: Cabe recordar que eran los años de apogeo de grupos como Pink Floyd o Yes, cuyas propuestas se encontraban en las antípodas de la de nuestros protagonistas.

 Abren con "She Does It Right", un corte en el que ya se adivinan las constantes de las que hacía gala la banda, esto es anfetamínico Rythm and Blues aderezado con la chulería cockney que distinguía a Lee Brilleaux y, sobre todo, los speedicos riffs de Wilko Johnson, extraídos a mala leche de esa Telecaster que tocaba sin púa y que sonaba como dos guitarras, siendo una de las marcas de fábrica de la banda. Le guiñan un ojo a John Lee Hooker versionando "Boom, Boom", se sacan un hit incontestable de la manga como es "Roxette" (esa línea de bajo!), recuerdan horrores al primer Bo Diddley en "I Don't Mind", transmiten inocencia teen en "One Weekend" y mantienen el nivel en piezas como "That Ain't The Way To Behave", "Keep It Out Of Sight" o "All Through The City". En la recta final, Wilko ajusta cuentas con Mick Green (guitarra de The Pirates y una de sus mayores influencias) versionando su "Oyeh!" y cierran con una toma en directo de "Bonnie Moronie/Tequila", arropados por una sección de viento y con Lee chapurreando spanglish.

 Éste primer episodio encontraría continuación menos de un año después con el no menos recomendable "Malpractice" y se vería coronado con la edición de su live album, "Stupidity", con el que reinaron en los charts de su país. Desgraciadamente, tan meteórico fue su ascenso como su caída, y es que, tras la marcha de Wilko, ya con Lee al timón, la banda no gozó ni de la mitad de éxito y reconocimiento que en esta primera etapa, si bien su compromiso con la música de raíces americana se mantuvo prácticamente intacto a lo largo de toda su trayectoria. Qué Muddy Waters los bendiga.

5 comentarios:

  1. Bestial, fundamental. Precisamente le pegué un puñado de reaudiciones este pasado verano al agenciarme la reedición con mogollón de bonus tracks. Comencé un post que espero algún día retomar. Me atrapan los primeros Feelgood. Salud y que Waters les bendiga.

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  2. Hey, Johnny!

    La trilogía inicial de los Feelgoods es lo que tiene, que engancha a tope, y es que eran una de las bandas más atómicas de la época, yo creo: Que riffs, que pintas, qué pasada!

    Hay un documento audiovisual, localizable en youtube que da buena muestra del potencial de la banda en esos años: Ver a Lee Brilleaux revocándose con su traje blanco lleno de mierda y a Wilko repartiendo cera hasta las cejas de anfetas, definitivamente, no tiene precio.

    Rock On!

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  3. Ese video creo que es el que vi hace años en un tugurio cutre y me dejó eclipsado, eran tiempos todavia de VHS. Jajaja. Wilko es de los pocos guitarristas que me ponen a cien total. Todavía se recuerda por Valencia cierto concierto en la antigua sala Gasolinera a mediados de los 90. Salud.

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  4. Te lo creas o no, Tyla, ¡no he escuchado este disco! Por supuesto, he leído mucho sobre él y tal, pero que no. Acabo de leer tu entrada y me has obligado a hacerlo. Cuando me lo compre y lo escuche, te comento.

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  5. Ya me contarás,Gonzalo, yo creo que va a ser de su gusto... Rock On!

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